lunes, 12 de julio de 2010

Icono mutable. El nuevo MAMM. Por: Lucrecia Piedrahita para el periódico Arteria-Bogotá

ORIGINAL: Letras Anónimas

Icono mutable.
El nuevo MAMM
Por: Lucrecia Piedrahita.


Museo de Arte Moderno Medellín. Sede del Río
Foto por Hernán Bravo Restrepo

De hecho, lo que está sucediendo es que la propia presión tecnológica está suscitando la necesidad de encontrar y desarrollar otras racionalidades, otros ritmos de vida y de relaciones tanto en los objetos como en las personas, en las que la recuperación de la densidad física y el espesor sensorial son el valor primordial…”.
Jesús Martín-Barbero.
Des-figuraciones de la política y nuevas figuras de lo público.

Abordar una reflexión sobre el papel de los museos y las prácticas artísticas contemporáneas implica revisar los conceptos de industrialización, globalización, esfera de lo público, esfera de lo privado, introducción a la tecnología digital e interacciones entre comunicación y ciudadanía. El paso del siglo XX al XXI subraya la presencia de una sociedad posindustrial en la que la vida gira en torno a los servicios y a transmitir y procesar información. Todo esto conlleva a un cambio cultural y permite el análisis sobre las nuevas figuras de lo público.

En la reflexión por el nuevo Museo de Arte Moderno de Medellín hay que plantearse la relación entre ciudadanías culturales y las reconfiguraciones de lo público. Reinaugurado el 4 de noviembre de 2009, el MAMM tiene en su historia 32 años de plantearse preguntas, hacer esfuerzos por mantener una agenda cultural unas veces sólida otras veces lánguida y abrir espacios para el arte joven como lo fue el extinto Salón Arturo y Rebecca Rabinovich que por muchos años marcó un escenario de consolidación para nuevos nombres.

Actualmente el museo conserva dos sedes y se complementará con una tercera: la ampliación de Ciudad del Río que conformará un complejo museístico interesante, que se levantará en donde hoy están los parqueaderos de la sede del nuevo museo y que, según palabras de su directora, Juliana Restrepo “aun no sé sabe cuanto durará la construcción por que la contratación con el arquitecto ganador de la convocatoria aún no se hace”. Esperemos que este nuevo edificio, que plantea un juego de volúmenes, asimile la consolidación de un nuevo espacio público que entienda la ciudad como múltiple y expandible. Por lo tanto, los esfuerzos de los museos actualmente deben conducirse a estimular el diálogo entre el museo “interior” y el “exterior” urbano; que no se asuma como un ente aislado e independiente dentro del desarrollo de la ciudad sino que entienda la misma como una topografía con una significación que determina gran parte de su destino. En este caso el museo trasciende lo arquitectónico y se inserta en la vida social de la ciudad.

Así pues, es importante producir una reflexión más allá del museo. Hoy los límites entre ciudad y museo se difuminan. Surgen, entonces, preguntas - ¿cómo seguir pensando lo cultural? ¿Cómo romper la liminalidad entre lo público y lo privado? El museo debe ser el centro de coordinación y de interpretación bajo una óptica sensible y comunicacional de aquel organismo mutante que se entiende como una enorme muestra: la ciudad. Este debe ser el eje sobre el que se mueve la museología contemporánea.

Formar públicos es una de las funciones principales de todo museo, a ella se vincula la educación como el valor intrínseco del espacio que se manifiesta en todas las funciones y actividades: la institucional, la del equipo curatorial, la del visitante y la mirada de otras miradas. Estos son argumentos que son necesarios revisar en el momento en que el MAMM concentra todas sus fuerzas en la nueva sede. La sede de Carlos E. Restrepo, actualmente castigada con la marginalidad y la precariedad de su actividad cultural, y la nueva sede de Ciudad del Río conforman el espacio museográfico del MAMM. Carlos E. Restrepo ha sido una zona cultural que en compañía de la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, Suramericana, la Biblioteca Pública Piloto, estudiantes y público de la zona han acompañado siempre la historia del museo.

Por su parte, la nueva sede de Ciudad del Río está enviando información a los públicos de la ciudad sobre su quehacer a futuro y sus diálogos con el entorno. No es un espacio predeterminado y fijo sino por el contrario, móvil y mutante. No es un museo de paredes, sino de conceptos. Falta ver si el contenido adquiere una fuerza transformadora del ejercicio cultural de la ciudad y que no corra el riesgo de convertirse en una aula-taller, no sólo por la significativa inversión económica que tuvo sino por la importancia capital de revitalizar las zonas que conforman su entorno urbanístico y la carga histórica que le otorga el instalarse en los antiguos Talleres Robledo, pero ante todo por re-pensarse para nuevas audiencias y subrayar el impecable trabajo museográfico que realizó el Grupo Utopía. “Es desgastante pensar en dos sedes, es un tema que va más allá de lo económico”, afirma la directora del MAMM, Juliana Restrepo. Sin embargo, menciona unas estrategias que se están definiendo para que la sede de Carlos E. Restrepo comparta agenda con las dos universidades: de Antioquia y Nacional. Es importante aclarar que como espectadores del museo percibimos el trabajo por afianzar unas estrategias de empoderamiento con equipos de las diversas áreas comprometidos en repensar nuevas políticas de reconocimiento en torno al espacio museo.

De ahí que esto permita referenciar algunos factores que se derivan de una mirada amplia que se plantea para la lectura de un museo que en sus últimos años demostró un aletargamiento en la conducción de sus funciones públicas: indagar sobre los conceptos de colectividad, función pública, difusión cultural y sentidos de la obra de arte.

Sabemos que el punto más álgido en la proyección de un centro de arte y cultura es gestionar los recursos económicos para lograr resultados y consolidarse en el tiempo… “La mitad de los recursos son gestionados por la dirección, un 25% son aportes de la Secretaría de Cultura Ciudadana, El Ministerio de Cultura apoya poco y lo hace a través de proyectos específicos. Igualmente se buscan recursos con la empresa privada y hemos cambiado el modelo de donación por el de servicios prestados. Para ello abrimos un abanico cultural, tenemos las visitas guiadas, los recorridos de ciudad”. Trabajo que se complementa con talleres artísticos, museo móvil, exposiciones permanentes e itinerantes, conferencias y seminarios, exposiciones de artes plásticas, arquitectura y diseño, cine y video, tienda de objetos y café y restaurante… “Sin embargo la empresa privada no entiende bien el trabajo de la actividad cultural y los problemas económicos son siempre una preocupación”, concluye la directora, no sin antes valorar los esfuerzos y logros financieros que presenta en los dos últimos años.

-Ciudadanías culturales y reconfiguraciones de lo público-
En las relaciones existentes entre ciudadanía y comunicación se hace urgente reflexionar por la circulación planetaria de las imágenes, cuya ubicuidad e instantaneidad ponen de manifiesto la consolidación de un nuevo espacio público global que se vincula al nuevo poder de representación. De cara a nuevas manifestaciones y resistencias sociales, producto de nuevas tendencias basadas en la economía globalizante, la ciudadanía demanda de la comunicación la elaboración de nuevos modelos de análisis y de propuestas conceptuales, capaces de superar los acercamientos tradicionales a las llamadas audiencias o públicos.

En ese sentido me atrevería a decir que apostando por la idea de un postmuseo que busca que el público cree su propio conocimiento, el programa Pasaporte al Arte, que se desarrolla cada martes a manera de exposición y conversatorio y liderado por el artista y docente Fredy Alzate está configurándose como uno de los mejores espacios en la ciudad para la discusión del arte: “buscar un orden contextual, abrir preguntas y activar un diálogo, son objetivos de este programa que busca formar estudiantes, guías e invitar al público para así activar una experiencia diferente en relación con el espectador que visita el museo. Sabemos que no tenemos un público formado en Medellín, la idea es buscar estrategias para ese visitante, desde sus conocimientos y en relación con el mediador que está en las salas y que tiene, entre sus funciones, inquietar al otro”, sostiene Fredy Alzate.

Pasaporte al Arte es una buena estrategia que busca nexos entre los generadores del discurso expositivo y los visitantes. Con un esquema polivocal y dialogante este programa contribuye a nuevas lecturas dentro de las prácticas artísticas. Es un ejercicio que permite la interacción entre el espectador y la obra y lo convierte en un proceso público y de participación abierta.

Mirarse desde el Museo
Por su parte Oscar Roldán, director de curaduría, señala que el MAMM no tiene políticas curatoriales sino que él las llamaría estrategias de desarrollo y proyección. “El museo no defiende la figura de curador sino un cuerpo colegiado que asesora, que señala unas directrices, que redefine políticas, que está atento a reconocer la memoria del MAMM, dentro de otras funciones. En este sentido reconocen que el MAMM no nació en el 2009 sino en 1978. “El MAMM es un espacio industrial reciclado que tiene el encanto del tiempo”. “La colección del museo es de arte moderno, es decir, de arte convencional, de bulto”. Y continúa “No buscamos ser la meca del arte paisa [pero] en diez años veo al MAMM como un referente cultural de América Latina”. “Un curador es el homólogo del editor, es el que sabe cortar, pegar y diagramar”. El director de curaduría del MAMM es artista y tiene un máster en Ciencias Políticas.

Los retos del MAMM son grandes, sobretodo frente a las múltiples figuras de la diversidad cultural y la presencia de un nuevo sujeto político y cultural que aprovecha las mediaciones para lograr mayor identidad y participación.