febrero 5, 2012 7:10 pm
Letras Arte y curaduría, La Historia del Arte todos los dias, Mirada Crítica, Prácticas Artísticas Contemporáneas
Celebramos todos el centenario de El Colombiano y para ello, desde Letras Anónimas, rindo un homenaje reflexionando a partir de un texto fundamental de Jesús Martín-Barbero. Este es mi análisis.
Comunicación, opinión pública y cultura política[1]
Des-figuraciones de la política y nuevas figuras de lo público[2]
La esfera pública entre la opinión y la publicidad
La opinión pública como escenario es una metáfora que lleva a pensar en un espacio específico, la vida política, lleno de contradicciones. Así lo advierte Jesús Martín-Barbero al explicar que en ese espacio “convergen la racionalidad de las encuestas, sus cálculos de probabilidad, con los más diversos intereses y las artimañas de los sondeos de toda laya, a toda hora, desde todos los medios”[3].
Agrega que allí confluyen también restos de ideologías y convicciones de los militantes de partido “con las emociones, sentimientos y posiciones que los medios buscan suscitar en las audiencias”[4].
El autor intenta demostrar cómo hoy el concepto de opinión pública, definido de diversas maneras a través del tiempo, no es más que un elemento de la vida social manipulado por los medios de comunicación.
El autor, citando a Jean Baudrillard, recoge sus opiniones sobre la capacidad de opinión y representación de las masas – “ni son representables ni capaces de expresión sino sólo sondeables”[5] – para tocar el tema que considera de fondo: ¿Puede la opinión pública sobrevivir al vaciado simbólico de la política y a su incapacidad de convocar, interpelar/construir sujetos sociales? Para responder a esta pregunta, Martín-Barbero recurre a Jürgen Habermas para mostrar la evolución del concepto de opinión pública.
Habermas, en su libro Historia y crítica de la opinión pública[6], cuenta que la esfera pública burguesa es una instancia “mediante la cual el interés público de la esfera privada en la sociedad burguesa deja de ser percibido exclusivamente por la autoridad y comienza a ser tomado en consideración como algo propio por los súbditos”[7]. No obstante, quienes ejercían ese derecho eran aquellas personas que tenían educación y poseían propiedades.
Esta situación cambia un siglo después con la aparición de la masa urbana y la modernización de la prensa, ambas transformaciones mediadas por la refinación de la publicidad, tanto en el ámbito comercial como en el político.
Aparece entonces el concepto de opinión pública, no ya como una acción que se oponía a la práctica del secreto propia de los Estados absolutistas sino como principio de la crítica como derecho del público a debatir las decisiones políticas, esto es, el diálogo ciudadano.
Esta consideración redefine el concepto de opinión pública y la convierte en un espacio de articulación entre la sociedad civil y la sociedad política.
A juicio de Martín-Barbero, es Gabriel Tarde quien ubica a la opinión pública en el ámbito de la comunicación al analizar el cruce de la transformación de las creencias en opiniones públicas y el desarrollo del medio en que ésta se expresa: la prensa.
Carente de aquellos poderes que en el pasado representan el Estado, la Iglesia y los partidos políticos, lo público se identifica más con lo escenificado en los medios y el público con sus audiencias.
Concluye Martín-Barbero que “la opinión pública que los medios fabrican con las encuestas y sondeos tiene así cada vez menos debate y crítica ciudadana y más de simulacro”[8].
¿A qué conduce todo esto? A la desconfiguración de la política, pues ante el vacío social de la representación, se impondrá el discurso político que proponen la televisión y la publicidad, con los efectos que ello pueda tener en el tejido social.
Cambios en el tejido cultural y comunicacional de la política
Martín-Barbero replantea las relaciones entre comunicación y política a partir de las que considera las dos transformaciones socioculturales de mayor calado en la actualidad: los procesos de des-encantamiento del mundo que hoy culminan con la globalización, y la desestabilización del sentido del trabajo.
2.1. La política en un mundo social desencantado
En un mundo globalizado, donde la racionalización y la administración se unen para enfrentar las expresiones sociales, es lógico que el discurso político y su vehiculización mediática se transformen de tal manera que pierdan sentido.