ORIGINAL: LETRAS ANÓNIMAS
diciembre 6, 2010 8:35 am Letras Mirada Crítica
El espacio público en la época de la presencia virtual o la irrupción de lo real analógico en un mundo real digital.
“Con la extensión de la economía burguesa mercantil, el sombrío horizonte del mito es iluminado por el sol de la razón calculadora, cuya gélida luz nutre las semillas de la barbarie”. T.H. Adorno, La dialéctica de la razón.
1.- El espacio de intercambio ciudadano
El Ágora lugar de encuentro y debate:
La práctica urbana de reunirse en un espacio abierto a debatir sobre los asuntos de interés público en las incipientes ciudades- estado griegas, desde el siglo VII A.C. configuró un espacio con unas coordenadas propias y con ello abrió sitio al desarrollo de nuevas dinámicas en las formas del comercio y la política. En la forma de tratar los asuntos de la polis y contrastar intereses en conflicto.
El Ágora, eje del centro político urbano generalmente situado en la parte baja de las ciudades, marca una clara pauta de su sentir frente a la Acrópolis, fortaleza o palacio situada en lo alto que representaba al poder religioso y político.
Las maneras de habitar la parte baja del entramado político, el Ágora, sugería un intercambio horizontal de las relaciones ciudadanas que halla su opuesto en la fortaleza amurallada del poder. Desde entonces, tomar el castillo, romper los muros, ha sido la metáfora de la sublevación contra el poder.
La toma de la Bastilla, la Plaza de Octubre en Moscú, Tiannamen en Pekín, Tlatelolco en México marcan algunas de las épicas espaciales de las grandes revoluciones que encuentran en el referente espacial un punto de anclaje para el cambio mesiánico que busca quebrar el devenir lineal del tiempo y aspira a crear un tiempo nuevo.
Del Foro romano a la ciudadano anónimo
El Foro del ámbito romano, equivalente del Ágora griego, se presenta como espacio planificado en las nuevas ciudades donde se proyecta. Se diseña así un espacio de intercambio ciudadano que se cierra con pórticos y que con el paso del tiempo dará pié a la plaza pública y a nuestra idea comúnmente aceptada de que hay espacios abiertos, aunque diseñados, que son de uso común, y otros espacios privados, interiores, de uso particular.
La oralidad, forma predominante del intercambio en el espacio- Foro y en las sociedades donde la imagen-letra aún no ocupa el ámbito simbólico del orden lineal, se transforma necesariamente con el surgimiento de la imprenta durante el S. XV.
La nueva expansión y transversalidad que se crea a partir de la comunicación masiva de la palabra escrita superpone tangencialmente ese espacio íntimo y privado del sujeto, con el externo y público. El libro permite una distribución horizontal del pensamiento anteriormente reservada al habla que siempre había estado más cerca del canto y del rito, del gesto y la réplica.
El panfleto político, la poesía de exaltación nacionalista, las editoriales de periódicos y los manifiestos de intelectuales a la manera del „Yo acuso‰ de Zola, conmoverán al nuevo ciudadano, al burgués que accede así a entrever y juzgar los tejemanejes del poder.
El sujeto-uno se dirige así a la multitud no a través del discurso en la plaza pública, sino a partir de nuevos dispositivos técnicos que van a configurar el mayor cambio de la humanidad respecto de su capacidad de dar y recibir, respecto de su capacidad de hablantes. Sociedad de masas donde una boca es capaz de alimentar millones de oídos. La propaganda política se hace consustancial al ejercicio del poder y el control de los dispositivos de generación de sentido (prensa, radio, TV, cine) uno de los pilares prioritarios de sustento del poder.
Es en la ciudad de las luces de la Modernidad, en el París de Baudelaire, donde el sujeto anónimo que recorre las calles bulliciosas y masificadas de la ciudad ya no encuentra un centro espacial de intercambio social a la vieja usanza, sino que es el sujeto interior quien maneja su monólogo impresionista y extenuante.
Es también el París de Benjamin donde‰ la ciudad de los pasajes‰ como laberinto articula un conjunto fragmentado que cabe interpretar. Un nuevo hombre, el hombre moderno con rasgo de paseante y ojo de detective que fija en la intersección entre el espacio público compartido y el espacio privado compartimentado, un nuevo patrón urbano que en su devenir contaminará a todos los movimientos que en el siglo XX intentan definir la idea-acción.
Dadá mirará a las „nubes en el cielo‰ en búsqueda de sentido mientras el espacio-nación ardía en la contienda de la Primera gran Guerra. El espacio de la ciudad se globalizaba entonces por primera vez y el artista sería un exiliado en busca de un espacio público para compartir y clamar desde allí las formas de rebelión.
La gestación de acción en el espacio público y de conspiración de petit comité en el espacio interior será una de las claves de la acción de la vanguardia política y artística. Entrecruzamiento de espacios antes disociados y ahora mixto que pone en crisis los modelos convencionales de propiedad y de intercambio.
La virtualización del espacio en la era de internet.
La relación siempre conflictiva entre espacio público y privado se ha ido radicalizando en los últimos años debido a dos movimientos en apariencia desconexos.
Por un lado la irrupción del capital financiero en la regulación y especulación del espacio urbano, con lo que nuestra heredada noción de espacio como geometría de cuatro dimensiones pasa así a constituirse como una materia prima más dentro del entramado del intercambio mercantil. De esta manera el espacio no es ya un contenedor de intercambio social y cobijo, sino de especulación, deviene mercancía.
Este plegamiento de la percepción del espacio, antes elemento abierto y con valor de uso, hacia un concepto de intercambio de valor y como generador de divisas propició la ingestión de lo público en lo privado mediante el trabajo conjunto de la administración (pública) y el capital (privado).
Este avance de lo privado sobre lo público en el ámbito urbano ha sido suficientemente descrito por diversos analistas y urbanistas en los años en que la transformación de las principales ciudades creó procesos demoledores de gentrificación, de discriminación espacial y de especulación inmobiliaria(1).
El surgimiento de empresas de categoría mixta (gestión del espacio público con lógica e intereses del capital privado) ha sido el paradigma de la gestión urbanística en estos tiempos de pelotazo inmobiliario urbano a nivel global.
El segundo gran cambio en los paradigmas de lo público y lo privado se situó en el desarrollo de redes de conexión por Internet, por lo cual nuevos ágoras y espacios de encuentros (forum) surgen sin necesidad de construcción matérica. Seguimos llamando espacio, a ese marco de encuentro a través de Internet, aunque quizá se trate de otra dimensión del intercambio. Desde el ámbito de lo privado, el sujeto entra en la dimensión de lo público.
El espacio se deslinda del cuerpo material y lo que era energía humana en el contenido del espacio se transmuta ahora en código binario. Ese espacio sin espacio que es privado (pagamos a un servidor) nos permite articular un contacto público; aunque en el nuevo forum que permite una conexión instantánea y sin límite espacial no tiene cabida la fricción corporal.
La desmaterialización del cuerpo genera un espacio de conexión que nos abre al conocimiento, el conocimiento del otro, de sus mensaje, de su historia. Sitúa la comunicación en un ámbito horizontal y de intercambio. Metafísica de las relaciones humanas incorpóreas.
2.- El dispositivo técnico (la informática, las redes) como catalizador de velocidad de los procesos de rendimiento.
El Capital en la era cibernética.
Si la máquina de hilar inició el proceso de la revolución industrial y el asiento global del capitalismo, podríamos decir que la informática y las redes abren un nuevo capítulo en la transformación del capitalismo.
La capacidad de la informática para acelerar procesos de trabajo y rendimiento se expresa en todas las dimensiones de la acción humana. Desde el orden doméstico, al militar. Los movimientos globales del capital financiero solo son concebibles en una dinámica de conexión vía redes y de 24 horas los siete días de la semana (24/7).
Las enormes ganancias que esta carrera tras el sol permite (las bolsas van abriendo en distintos usos horarios) otorga además a quienes controlan los mercados unos beneficios económicos exponenciales a una velocidad de vértigo.
La propia dinámica expansiva y aceleradora del dispositivo técnico-informático que utilizamos permite conceptualizar y gestionar algoritmos en continuo crecimiento mediante el análisis y la búsqueda de soluciones basada en la expansión de árboles de posibles alternativas.
Esta búsqueda de beneficios económicos, sin relación al orden de la materia orgánica, genera una metafísica del colapso , y así lo ha demostrado el último crack de la economía.
Las estrategias de crecimiento acelerado no se han detenido cuando el mercado estaba saturado de ofertas, sino que en la virtualización de los procesos binarios de especulación (compra y venta) de materia inexistente (virtual) se continuó buscando fórmulas de ganancia rápida en una lógica sin referencia con los límites de la materia y el tiempo que toda actividad humana requiere, como la compra-venta; sino que la construcción de esta economía virtual continuó con su lógica especulativa hasta que la contradicción entre modelos especulativos (que cabría denominar metafísicos) y la capacidad del mercado de asumir estos juegos, colapsó.
El colapso como límite y frontera de la aceleración de procesos digitales en un mundo analógico.
Llegado un punto, la aceleración conduce al colapso; y eso que es medicina básica en la organización de un cuerpo, parece que también lo sea de aquello que denominamos un cuerpo social, o una economía de mercado.
La materia difiere bastante de un conjunto de códigos binarios, y la aceleración en el mundo material tiene sus límites. Pero no deberíamos aceptar esto como una condición dada, sino que deberíamos preguntarnos, ¿porqué ese límite? ¿Debemos comprender al mundo analógico como el real y el digital como una construcción artificial? Y si esto fuera así, ¿cómo trascenderlo?
No estamos hablando exclusivamente de física, sea esta vinculada a la teoría de la relatividad o a la teoría cuántica, es decir no creo que debamos fijar los límites de velocidad y formas de contacto en paradigmas fijos, sean estos científicos o religiosos.
Los brokers de wall street quieren aumentar los inputs de sus ganancias (y la de sus inversores) sometiendo al resto de la población a una competencia de verdaderos atletas.
Han impuesto las bases de comportamiento, los modelos sociales e ideológicos apoyándose en la narrativa ficcional (especialmente en la TV y el cine, pero también en el periodismo y la literatura) y propagandística para que esto sea posible. El mundo responde gustoso al llamado a la aceleración y a participar en la acumulación de capital.
Sin embargo, este juego (no olvidemos que el dispositivo técnico está dado al juego, y que la interface hombre/máquina provoca una relación lúdica) de la especulación financiera en bolsa global que intercambia datos y bits y que dispone de todos los medios necesarios a su alcance, encuentra un límite en el propio sentido de su actividad: la multiplicación de la riqueza.
La realidad aumentada a partir de bits (el mundo como maqueta) que organiza el juego de la Bolsa choca con la geometría euclidiana en que se basa nuestro conocimiento y gestión de la materia orgánica.
Las operaciones informáticas y las redes que aceleran el procesamiento y distribución de datos y por lo tanto de operaciones posibles, desborda el contenedor del Capital y hace posible una nueva esfera de relaciones que están más allá de lo material.
El bit financiero que corre desbocado por el mundo tiene como límite la propiedad privada y los intereses de las clases dominantes.
Si por el Bit fuera, en su lógica interna de generar mayores ganancias, seguiría corriendo por el mundo hasta generar unas formas de energía, que ¿quien sabe a donde conduciría?
Sin embargo este mundo virtual, este espacio de transacción choca con los límites de lo real; que no es ahora la materia orgánica, a quien desdeña desde la óptica sin límite de lo utópico virtual, sino desde la fricción de lo humano que son nuestras relaciones de producción.
Quiero decir con esto que los propios brokers, la vanguardia de Wall Street son quienes hundieron a Wall Street y que esta danza en trance de la aceleración indefinida conduce a la implosión del sistema.
El colapso es fruto de la propia lógica del capital financiero que no encuentra límites tangibles, que en su virtualidad no choca con otros límites, un mundo sin fricción que se perpetúa en su reflejo. Un movimiento narcisista que lleva a lo hondo del propio reflejo, la búsqueda ininterrumpida de multiplicación del capital.
3.- La acción política del arte. La acción política vía internet.
La defragmentación del espacio público y del espacio del poder político.
La cibernética a creado espacios virtuales no solo formales en cuanto a nuevas geometrías posibles, sino también en cuanto a usos y maneras de ser de la comunicación social.
Esos espacios de intercambio que transitan entre lo múltiple y lo individual, entre lo público de las redes sociales y lo privado del móvil se abren a interpretaciones desde una nueva transversalidad para analizar las formas contemporáneas de lo público y lo privado.
El valor de uso impulsa el desarrollo de un marco teórico sobre las consecuencias de esta nueva cotidianidad donde una multitud interconectada genera relaciones que transitan sucesivamente entre la horizontalidad del P2P, la verticalidad de Spotify, la pirámide de Megaupload.
Esta desfragmentación del espacio de contacto, del encuentro en el espacio público de la Red, se acompaña de la fragmentación del poder político, que desde hace ya décadas no se encuentra en el Castillo, sino en la red de unas multinacionales sin un centro tangible. Un poder económico líquido y global que domina las diversas dimensiones que van de la información a la materia orgánica.
De qué manera poder contrarrestar este poder difuso pero omnipotente marca una de las encrucijadas en que nos sitúa esta era cibernética, cuya enorme expansión técnica solo beneficia a unos pocos, en un proceso de concentración del capital y homologación ideológica superior incluso a la llamada sociedad de masas del Siglo XX.
Y la comparación entre nuestra contemporaneidad hiper-tecnificada y los re-acomodamientos de la burguesía-nación triunfante a finales del XIX parece pertinente, ya que los movimientos que llevaron a la primera guerra mundial y al nacimiento del fascismo estatista parecen estarse incubando hoy aquí.
No se trata de crear discursos anti-tecnológicos mediante visiones apocalípticas, o en su contrario utópico-positivas, sino de interpretar ciertos movimientos estructurales entre diferentes dimensiones; aquello que la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt ya marcaba en los primeros decenios del S. XX; a ser que el desarrollo técnico con sus capacidades de transformación, contenido por las relaciones de producción reinantes llevan tarde o temprano a un estadio de implosión del sistema, es decir , a la guerra.
El desarrollo técnico de nuestros días, no necesariamente mayor ni más importante que el del tren y la máquina de vapor, configura sin duda un nuevo mundo de relaciones, de espacios y de tiempo, de variaciones en la materia que nos fascina y que dispara la imaginación. Pero ya no cabe duda de que la tecnología no es necesariamente ciencia, ni el reino de la razón. Se hace necesario un nuevo iluminismo que interprete y reconduzca las formas destructivas del pensamiento máquina, en una época de metafísica narcicista.
La virtualización de los movimientos sociales. Las redes sociales.
En este estado de cosas, creo que reconocido por una amplia mayoría de ciudadanos, la acción, el qué hacer, choca con la capacidad militar e ideológica del poder, de las clases dominantes (políticas, militares, religiosas, económicas) que se han enrocado en un discurso auto-convincente y auto-sostenible del pensamiento único.
El control de la materia orgánica del mundo, que es su lucha global por el poder (la materia alimentación, la materia agua, la materia luz, la materia energía) asume que ya no necesita del ciudadano sino como consumidor, por lo que las exigencias de racionalización por parte de múltiple sectores de la sociedad no son tenidos en cuenta. Pueden salir a la calle millones de personas, como lo demostró la guerra de Irak, pero el poder establecido hará oídos sordos de todo aquello que no sea parte de su propio discurso, del pensamiento único que propagandiza y difunden sus medios.
El poder articula también un mundo virtual donde da validez a su ideología de dominación. Ese mundo virtual pelea por establecerse a partir de la burocracia en todos los estamentos de la vida cotidiana, de la presión estatal en impuestos y exigencias, del miedo como forma de contención, de la miseria como horizonte del que no pertenezca al sistema, la dimensión única.
La respuesta ciudadana en la época de la presencia virtual.
La resistencia por parte de una ciudadanía que observa impertérrita las contradicciones del discurso del poder, una ciudadanía llamémosle cartesiana, al enorme avance de las corporaciones y de las clases sociales que los conforman y que le dan su cobertura y apoyo, se encuentra con múltiples problemas.
No solo es la marginación del mundo unidimensional que intenta forjar el poder, tildando a todo movimiento cuestionador de la legitimidad social de los nuevos amos, como anti-sistema; volviendo así a fórmulas ya superadas de las luchas contestatarias de los años 70 en Europa, donde el poder intenta legitimizarse presentándose como un todo indivisible que constituye el "sistema" y quién defiende desde la legitimidad este órgano todo e indisoluble.
Asistimos no solo a la vuelta de todas las estrategias del poder por demonizar a una resistencia un tanto acorralada, sino que a estos auténticos déjà vu de la represión más estatista y para-fascista que ya conocíamos, se suma ahora este nuevo estado de cosas donde la fragmentación del espacio público y del poder político varían las formas de resistencia y choque.
La participación ciudadana, una de las basas posibles en una sociedad hiper-conectada, campa por su ausencia. El poder pretende hacer inoperante toda participación democrática en las calles que denote autogestión o crítica de las formas contemporáneas del capitalismo, condenando al hiper-espacio mediático a las formas alternativas de articular los modos de producción y gestión.
La resistencia se agazapa así en espacios alternativos aún no del todo ocupados.
Internet, con su potencial de conexiones horizontales surge como un espacio alternativo de resistencia viable. Lo múltiple cuantitativo se hace así plataforma de exigencia y presión. Una estrategia para reivindicar un nuevo orden de lo material desde un entorno virtual.
De la vanguardia como estrategia de grupo de avanzada que toma el poder por un imperativo, digamos moral, que definió la lucha por el poder desde finales del S. XIX, parece que pasamos a la minoría lúcida que en un movimiento expansivo intenta consolidar una conciencia planetaria de carácter racional y democráticamente sostenible.
El e-mail participativo es su mejor estrategia política. Ciudadanos digitales por la transparencia democrática que a partir de la suma de firmas pretenden crear no solo un estado de opinión, sino una acción con resultados concretos.
La comunidad de Avaaz es uno de estos modelos. Uno de los últimos comunicados que he recibido de la organización explica lo siguiente:
Algo muy importante está sucediendo. No se trata únicamente de que 100.000 personas se vienen uniendo a nuestra comunidad cada semana, generando más de 25.000.000 acciones a través de internet y un revuelo sin precedentes. Y del extraordinario entusiasmo e interés que Avaaz sigue despertando.
Además de todo ello, estamos ganando. Una y otra vez.
En muchos casos, nos estamos embarcando en batallas prácticamente imposibles de ganar, y con escaso tiempo para actuar. Pero a través de la rápida e irresistible avalancha de participación ciudadana estamos logrando inclinar la balanza y conseguir nuevos logros en multiples frentes. "The Economist", "Le Monde", "Al Jazeera" y otros muchos medios de comunicación se están haciendo eco de nuestros „espectaculares éxitos", que pueden desembocar en una "revolución política". A continuación, presentamos algunos ejemplos de nuestros logros durante las últimas semanas:
- Canadá (420.000 miembros de Avaaz). Nos enfrentamos a un imperio mediático y al primer ministro que se habían aliado para restringir la independencia de los medios de comunicación nacionales en su propio beneficio. Y ganamos.
- Brasil (730.000 miembros). Impulsamos un movimiento ciudadano por internet y logramos que el Congreso aprobase una ley contra la corrupción; una ley que dejará a muchos políticos corruptos fuera de las listas electorales. Esta medida ha sido ampliamente aclamada como una revolución política.
- Italia (240.000 miembros). Participamos en una campaña de oposición a un proyecto de ley del Primer Ministro, con el que se proponía atar las manos a los jueces y medios de comunicación italianos que quisiesen investigar casos de corrupción. Analistas se han referido a esta victoria como la primera vez en la historia de Italia en la que una movilización por internet ha influenciado de esta manera la agenda parlamentaria.
- Argentina (60.000 miembros). Redoblamos nuestros esfuerzos para preservar importantes glaciares frenando su destrucción por parte de empresas mineras. Y ganamos.
- Sudáfrica (70.000 miembros). Organizamos una protesta masiva contra la introducción de medidas drásticas de censura a la prensa y obligamos al gobierno a modificar la ley de medios de comunicación.
- Alemania (480.000 miembros). Miles de miembros de Avaaz hicieron llamadas telefónicas de último minuto y contribuyeron a impedir que el gobierno recortase una parte fundamental de su presupuesto de asistencia para el desarrollo.
A continuación de este mail encontrarás una descripción detallada de estas campañas. También puedes hacer clic en el siguiente enlace para informarte más a fondo, leer recortes de prensa y dejar un comentario utilizando nuestra herramienta de conversación en línea.
Esta forma de virtualización del espacio político insiste en la validez de su formato de acción. Y sin lugar a dudas, es una opción posible de presión. No estamos en contra de comunidades de esta índole.
Lo que llama la atención son las formas de acción política en esta era del capitalismo cibernético. Formas de acción que sugieren la viabilidad de una acción política sin fricción, es decir, sin la conquista de un espacio de representación simbólica del poder (el castillo) ya que ese espacio del poder se ha fragmentado y ha asumido otras capacidades simbólicas.
Lo que llama la atención es la comodidad de ese mundo virtual que permite sacudir las estructuras del poder (luchas contra la censura, contra la defenestración de la naturaleza, contra los monopolios de la información) desde el espacio privado/público de casa, que suele ser un cómodo sillón.
Es claro que Avaaz se presenta como una estrategia más en una acción política de resistencia. ¿Pero esta acción desde el espacio de intercambio virtual no configura una burbuja paralela a la burbuja que se denomina a sí misma „el sistema‰ y que se quiere única e indivisible y que nos alecciona con su discurso totalizador?
A la manea de la propuesta del filósofo Sloterdijk parece que asistimos a la conformación de esferas sin capacidad de aproximación tangencial. La fricción que encuentra su oponente en el espacio, que es cuerpo y materia se licua en el espacio sideral de la maqueta digital.
El peligro de esta virtualización de la acción política parece coincidente con la experiencia de la lucha de guerrillas de los movimientos a favor de la toma violenta del poder. Constituye un mundo cerrado en sí mismo.
La desregulación del mundo digital en un orden cósmico analógico y su consecuencia inmediata: La barbarie como opción/imposición de la implosión del sistema económico. La configuración de la barbarie como forma actual del Capitalismo: El hundimiento del concierto social, sin respuesta social.
Las carencias de opciones de fricción en el espacio real en que nos sume el capitalismo actual es un serio problema a la hora de entender cuales van a ser los próximos episodios de resistencia social al avance incontrolado de los intereses corporativos.
La falta de espacios para una respuesta social crítica, adecuada al grado de transformación permanente que los dispositivos técnicos propugnan y hacen posible abre un panorama sombrío.
Sombrío porque los movimientos de destrucción y acaparamiento de riquezas continuarán inexorablemente por parte de las corporaciones que ya han dejado bien clara cual es su apuesta y cual su horizonte de batalla, la materia orgánica planetaria, y en el camino, nuestras mentes y corazones.
Desde la crítica racional de este estadio de acción de la corporación no se pretenden ya recetas mágicas ni hombre nuevos, sino una acción moral y racional acorde con nuestro desarrollo técnico, una participación ciudadana efectiva y una transparencia en las formas del poder que pueden mejorar el estado de nuestra relación personal con el otro y con el mundo material.
Pero la imposibilidad de acción en un espacio adecuado puede propiciar la efectiva implosión del sistema solo para bien de los que desean que la barbarie sea el pan de cada día en una selva donde se imponga la ley del más fuerte.
Un mundo sin espacio para la respuesta social, es un escenario de barbarie que según parece es el estadio en que los privilegios permanecerán incólumnes, incluso al coste de transitar por una zona de destrucción global donde la tecnología será el nuevo Golem que herido de melancolía y odio será el portavoz de la dolor y muerte.