martes, 3 de mayo de 2011

Cien años de Bellas Artes. Por: Lucrecia Piedrahita

por LUCRECIA PIEDRAHÍTA

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Cien Años de Bellas Artes, Medellín

Por. Lucrecia Piedrahita.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, sus revoluciones y sus derivas han marcado en los últimos treinta años el devenir de los sistemas económicos, de los sistemas de producción posindustrial, cultural, social y humano; y hoy el arte, las culturas y las humanidades reclaman su lugar como plataforma de incorporación a estos sistemas y como elementos identitarios que están reconfigurando y revalorando las esferas locales, en relación con las esferas globales y poniendo en escena discursos periféricos con los hegemónicos. Desde allí el Instituto de Bellas Artes de Medellín, hoy Fundación Universitaria, se proyecta a futuro ahora que celebra cien años de vida institucional.

El Instituto de Bellas Artes fue fundado en 1910, bajo iniciativa de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y su creación puede entenderse como una respuesta a la importancia que tuvo la Escuela de Artes y Oficios (1870) en donde se formaron artesanos y oficiales que aprendieron la técnica para soportar procesos de una industria, apenas incipiente. Las huellas de esta escuela evidenciaron las necesidades de una sociedad que se insertaba, lentamente, a un proceso modernizador. Con el paso del tiempo la ciudad tuvo un crecimiento vertiginoso no sólo a nivel urbanístico, sino también a nivel social, político y económico. En Medellín se dio, ya para mitad del siglo XX, la aparición de

  • instituciones culturales,
  • sociedades de filántropos,
  • agrupaciones musicales,
  • movimientos estudiantiles,
  • fotográficos,
  • literarios y
  • de pintores.
El incremento de una población que debía ser formada para consumir las nuevas imágenes que la ciudad ofrecía y la presencia de nuevas generaciones como alternativa secularizada de nuevas actividades culturales, definió un perfil de ciudad y provocó en Medellín acciones y movimientos que poco a poco se convirtieron en fenómenos culturales, tanto en las artes plásticas, como en la música y la literatura.

En medio de este panorama el Instituto de Bellas Artes, conformado por una escuela de música y una de pintura y escultura, se abrió para la ciudad bajo la mirada atenta del maestro, profesor en ese entonces, Francisco Antonio Cano. En el desarrollo del Instituto se vincularon como docentes y otros como alumnos, artistas como

  • Débora Arango,
  • Rodrigo Arenas Betancur,
  • Fernando Botero,
  • Rodrigo Callejas,
  • Jorge Cárdenas,
  • Humberto Chaves,
  • Carlos Correa,
  • Aníbal Gil,
  • Pedro Nel Gómez,
  • Gabriel Montoya,
  • Dora Ramírez,
  • Ricardo Rendón,
  • Rafael Sáenz,
  • Eladio Vélez,
y músicos como los maestros

  • Blas Emilio Atehortúa,
  • Luis Carlos García,
  • Teresita Gómez,
  • Harold Martina,
  • Blanca Uribe,
  • Gonzalo Vidal,
  • Carlos Vieco,
entre otros.

Con el paso del tiempo el Instituto trató de avanzar en medio de altibajos económicos, espacios insuficientes para atender la demanda y unos programas vinculados, casi de manera exclusiva, a la academia y el apego a las narrativas de una pintura retinal, con los peligros que ésta trae si no se sabe hacer lecturas contemporáneas de la misma. Por fortuna y desde hace más de una década, Bellas Artes ha logrado un replanteamiento de sus programas académicos, la vinculación de profesores con reconocimiento local, nacional, y en algunos casos, internacional y ha refrescado los procesos de aprendizaje y de visión sobre el arte contemporáneo.

Hoy los programas de Artes Plásticas, Diseño Visual y Música trabajan por rediseñar los contenidos que amplíen las miradas a la cultura contemporánea. Ya en su proceso universitario es importante destacar la labor que se adelanta en investigación, talleres de profundización y la inclusión de materias que son elemento diferenciador con las facultades de arte de la ciudad: museología, museografía y curaduría. Sin duda, los resultados del proceso creativo se ven mediados por una formación sólida que ha inaugurado una nueva manera de ver para el estudiante. Hoy la obra de arte no es un espacio cerrado y absoluto, los procesos creativos individuales o colectivos requieren dinámicas amplias para expresarse.

Otro elemento diferenciador de la Fundación Universitaria Bellas Artes es su énfasis en las humanidades para así propiciar pensamientos múltiples y no pensamientos únicos que revalore lo local dentro de un contexto global, que permita interpretar la cultura y que otorgue sentidos al interculturalismo como práctica social y como elemento constitutivo de la formación del estudiante-creativo-investigador de Bellas Artes. Los nuevos lenguajes permean los lenguajes artísticos, por ello la correspondencia entre saberes interdisciplinares es urgente para acercarse al entendimiento y contextualización de las formas artísticas, desarrollar un sentido crítico, dialógico y estético que permita interrelacionar diversos estados del arte, diferentes momentos de la historia del arte y fundamentar desde la teoría estética distintos problemas del ejercicio y las prácticas artísticas contemporáneas y la proyección del diseño así como el entendimiento y apropiación del entorno para producir y crear con responsabilidad social.

La Fundación Universitaria Bellas Artes entiende que las artes plásticas, la música y el diseño son espacios de acción, reflexión e intervención en el mundo contemporáneo. El arte es creatividad en sí mismo, ha marcado el desarrollo mismo del hombre y se constituye en el escenario propicio para narrar diversos procesos. Por su parte, el diseño es producto de los grandes procesos de industrialización del siglo XX. Aparece vinculado a los oficios y también al campo ingenieril hasta expandir sus (fronteras) e integrarse con disciplinas diversas y con procesos tecnológicos para penetrar la cultura y todos los procesos experienciales de la vida cotidiana, expresándose a través de imágenes, ambientes, espacios, productos, objetos y comunicando estilos de vida, maneras de sentir y percibir y modos de habitar.

La única forma de permanecer en el tiempo es ser consecuente con las prácticas, la teoría y la acción. Bellas Artes no puede ceder a un camino de cambios que ya inauguró, más aún cuando es centro referencial de los artistas que hoy conforman la historia del arte en Antioquia y espacio por donde pasaron figuras que pertenecen a los circuitos internacionales de arte. El trabajo serio y comprometido podrá augurarle un futuro representado en los artistas jóvenes que dan muestra de avanzar con seguridad dentro delas prácticas artísticas contemporáneas. Hoy, los distintos públicos de la ciudad miran con otros ojos el devenir de una institución anclada en el imaginario cultural de la ciudad.

Obra de Mauricio Carmona, egresado de Bellas Artes.

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