ORIGINAL: El Colombiano
Por Mónica Quintero Restrepo
Ala Plástica sugiere una relación entre el arte, lo social y lo ambiental. Una propuesta que piensa el futuro.
Están dando vueltas. Recorriendo esos lugares que ya vieron en libros, que ya leyeron, que ya estudiaron. Caminan mucho. Recaminan, también. Para ellos, como para otros artistas, "hay una práctica estética en el andar. Una forma de investigación artística que se desarrolla a partir del caminar". Dice él.
Caminan como dos seres humanos que se detienen a conversar sobre algo. Anotan. Él le muestra los apuntes. Ella los mira. Él habla fuerte. Ella suavísimo. "Nos reconoces porque tenemos cara de argentinos", se ríe Alejandro. Silvina sonríe. Tienen apellidos difíciles: Meitin él, Babich ella.
Entre los dos, por allá en 1991, fundaron Ala Plástica, una organización no gubernamental, pero sí artístico ambiental, que trabaja en la ciudad de La Plata, en Buenos Aires. Aunque también han recorrido el mundo con su trabajo, que "está muy relacionado con cuestiones de autoorganización, comunidades costeras en ríos, arroyos, cuencas".
Lo que hacen es una aproximación, explican los dos, sensible a las problemáticas de la realidad, sobre todo ambientales, pero que también pueden ser culturales y políticas. "Están enfocadas -añade Alejandro- desde lo tecnopolítico, a la que le aplicamos lo sensible, lo cotidiano o lo complejo que puede tener la relación de la sociedad con un ecosistema".
Vinieron para el MDE11 y van a trabajar en la quebrada Santa Elena, "que en parte dio origen a la ciudad de Medellín y que después, bueno, por muchas circunstancias terminó en la zona donde estamos ahora, desde la Avenida La Playa o De Greiff o Primero de Mayo, que están tapadas ya".
Van a trabajar sobre la memoria, sobre lo que se puede ver y lo que está oculto. "Este hermoso cauce, por ejemplo, el de Santa Elena, fue con el tiempo dando paso a distintas visiones de la modernidad, a una idea de progreso que, en definitiva, hoy se está reconsiderando. Si hoy estuviera al aire libre, convertiría a Medellín en una ciudad mucho más hermosa de la que hoy es".
En ese entonces se le dio prioridad al automóvil y tapando la quebrada, piensa Alejandro, iban a traer progreso. "Hoy nos damos cuenta con estas reconsideraciones ambientales de la calidad de vida que sería fantástico tener una ciudad atravesada por un río y no por cursos, como el Río Medellín, que lamentablemente fue encausado de cemento, con muy poca vida natural".
Están preocupados por la naturaleza. El arte lo encuentran en que para ellos, no es sólo una producción de un objeto, como una pintura
y una escultura. Para ellos, si bien su proceso de investigación va a generar fotografías, videos, multimedia, cartografía, que se puede exponer, el arte es una forma de comunicación y de transformación de la realidad. A eso le apuestan.
En Medellín vendrán los objetos, pero ellos quieren que el resultado quede y que "la transformación se dé en la misma comunidad", comenta Silvina. Que haya un punto de inflexión, se piense en el saneamiento y se pueda ir recuperando lo perdido.
Silvina y Alejandro caminan. Conversan. En Argentina está el resto de sus compañeros.
Su trabajo no es sin la comunidad. Quisieran caminar con quince personas más y entonces conversar, y construir un proyecto, una obra, que luego pueda ser, por más utopía que a veces parezca.
» Contexto
Una obra ambiental y colectiva
El trabajo que estos dos argentinos hacen requiere de la participación de la comunidad. Ellos lo llaman "comunidades experimentales". El debate público es parte fundamental del proyecto. Por eso tienen una oficina en La casa del encuentro, para todo aquel que quiera contar sus recuerdos, por ejemplo, compartir una fotografía de ese entonces, dar una sugerencia, ir a caminar. Informes: 251 36 36.
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