lunes, 31 de agosto de 2009

Lisa Van Bommel (1978)

Por Clara Duque Tello




Estudios
  • Real Academia de Bellas Artes, La Haya, Holanda, 2005
  • Escuela de Arte Carlos Baca Flor, Arequipa, Perú, 1999.
La relación del hombre contemporáneo extraviado en la naturaleza es la columna vertebral del trabajo de Lisa Van Bommel, gracias a lo cual logra una gran variedad de aplicaciones que van desde un jardín portable hasta un invernadero crítico.

Su trabajo es variado y parece iniciar en una reminiscencia última de la naturaleza en nuestro intento de conectarnos a ella, con un jardín portátil en una bolsa de plástico o en plantas de interior que son principalmente patéticos testigos que han perdido el contacto con su hábitat original.

Su visión de la naturaleza como proceso industrial eficiente para la producción en serie, con una reflexión sobre la destrucción del campo y una metáfora de la interacción humana y la impotencia, en ese sentido, su trabajo es una especie de parábola, una alegoría de las deficiencias humanas, a menudo bellas o inocentes, sugiriendo imágenes alucinatorias. El envase se ve bien, pero por dentro está el fermento y la putrefacción.

Los urbanitas tenemos una relación alterada con la naturaleza: por una parte la vemos como el escenario para la recreación y por otra parte como un hábitat no natural. Las tribus que existen en el globo están alerta tratando de proteger sus (las) fronteras de la caza, la tala y la industria. Este mundo está tan civilizado que la naturaleza es una forma de amenaza.

Los países muy desarrollados, tiene apenas pocos metros cuadrados de tierra natural. Los parques, bosques y jardines son recuerdos de lo que alguna vez fueron. Por ahora son bellas nostalgias, bucólicas melancolías, una forma de detener el tiempo? Sembramos plantas y flores, las sometemos a stress increíble para que crezcan rápidamente y cortarlas y llevarlas dentro de la casa. Y allí reconstruir un fragmento de paisaje natural en medio de la sala!

No vivimos la naturaleza, la naturaleza también somos nosotros y estamos dentro.



Entonces aparece la propuesta de Lisa Van Bommel “jardines portátiles” -2004- (1) que siembra bolsas pláticas transparentes, con vegetación florecida dentro y que dispersa por las calles de la ciudad para que cualquier transeúnte las lleve, como quien lleva la compra. Así el nuevo dueño, tendrá verde cerca de sí, lo llevará donde vaya.

Esta propuesta es paradójica: las plantas por definición están plantadas, esto es enraizadas. En esta propuesta, la vegetación es portátil, tan móvil como los habitantes urbanos.

Los jardines portátiles están en toda la ciudad y se los puede llevar quien lo desee. Como en algunas ciudades hay oferta de bicicletas públicas. Es una oferta democrática incluso altruista por cuanto la naturaleza no debería tener propietarios, sino administradores; la propuesta es simbólica. Y es transgresiva porque pone a la naturaleza entre una bolsa de plástico haciendo una aguda crítica a la imposibilidad del urbanita de tener una relación natural con la naturaleza.

Con la obra “efecto invernadero” 2005 hace un edificio a escala y lo llena de plantas por completo: la sensación que da es que es inadecuado, como lo es un zoológico para los animales que lo habitan.

No es una crítica a un invernadero, pero es extraño que por una parte se talen bosques enteros, incluso algunos protegidos y por otra parte se cultiven plantas en medio de ambientes artificiales. En ambos casos las razones que se exponen tiene que ver con la calidad de vida de los seres humanos.

Las plantas absorben dióxido de carbono y oxígeno, es lo que las hace vital para los humanos, pero es todo lo contrario: los humanos necesitamos oxígeno y exhalamos dióxido de carbono.

Equilibrio ecológico es la relación simbólica entre vegetación y humanos. Los bosques primarios son los pulmones de la tierra.

La obra “este lado abajo” 2006 es un pequeño invernadero en forma de casa, pegado con el techo hacia abajo en una pared, como un valioso objeto de arte o como un artefacto curioso en un museo de historia natural.

El planteamiento es expresamente una inversión: cada vez hay más hierba en el efecto invernadero, pero en el techo. Esto es lógico dado que es de la tierra de donde proviene la hierba y la tierra no es solo lo que cuelga, porque está también el efecto de la gravedad, la tierra hubiera caído. Pero esta propuesta está por encima de lo que está encima y lo que está debajo de manera normal. En esta situación en donde todo está al revés y nada es lo que parece o lo que se quiere o lo que se necesita, da a la obra un aversión cínica del proverbio natura artis magistra.




Las flores y las plantas en la sala no sólo son inocentes desde el punto de vista estético sino que son un ejemplo de la lucha y de la colonización de la naturaleza, una imagen MICRO de la actitud que conduce a la destrucción y finalmente amenaza con tragedia.


Otras Obras
  • Obra sin nombre, video 2004.
  • Obra sin nombre, video 2005.
  • “gérbera en cloro” 2006: docenas de gérberas en sus cartones de empaque, con el tallo sumido entre una piscina de cloro.
  • “casi plantas” 2006: probetas de vidrio con semillas florecidas que cuelgan del techo sostenidas por cables regularmente instalados ordenando la serialidad. Es una instalación que toca lo minimalista y pone la probeta en cuestión como símbolo por excelencia de los ensayos de laboratorio.
  • Para cualquier flor feliz 2007, basado en los textos de Emily Dickinson.
  • Video “kuss” –beso-, 2005 en donde hace referencia a la relación alterada hombre naturaleza y se propone restaurarla cosiendo una hoja de un árbol a un cuerpo humano. Es un beso que busca reparar, pero que hiere y hay sangre.

La página de la artista:

www.lisavanbommel.nl

Otras citas:

http://www.haagsekunstenaars.nl/cv/32879/

[1] Tragbare Gärten, 2004.

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